En la sesión titulada “Hasta que la IA nos separe”, dirigida por el Dr. Julián Nevárez, se reunieron reflexiones auténticas y diversas de docentes que compartieron sus primeras experiencias, aprendizajes, inquietudes y descubrimientos al interactuar con la inteligencia artificial (IA). A partir de estas narrativas personales, se abrió una conversación crítica, humana y pedagógica sobre el papel de la IA en la vida cotidiana y, especialmente, en el ámbito educativo.

Para muchos, el primer contacto con la IA fue sutil y casi inadvertido: un filtro en una aplicación de fotos, un asistente virtual o un algoritmo que recomendaba contenidos. Otros evocaron sus inicios en internet con navegadores como Netscape, recordando el asombro que generaban respuestas aparentemente “personalizadas”. Esos momentos marcaron el inicio de una relación que hoy no solo se ha consolidado, sino que sigue evolucionando a gran velocidad.

Desde la creación de imágenes digitales hasta el análisis de videojuegos, las experiencias tecnológicas vividas en la infancia y juventud han moldeado las formas actuales de enseñar, aprender y comprender la innovación. El tiempo dedicado al diseño, el valor del esfuerzo creativo o incluso la ausencia de IA en obras clásicas del entretenimiento digital generan nuevas preguntas sobre mérito, autoría y transformación tecnológica.

Se describe la relación con la IA como una especie de vínculo personal. Al principio hay curiosidad y confusión; con el tiempo, llega el entendimiento y, en algunos casos, la confianza. Así como aprendemos de una relación interpersonal, reconocemos que la IA también “aprende” de nosotros: se adapta, sorprende y, a veces, desconcierta. El uso reiterado de ciertas plataformas o herramientas refleja este proceso de familiarización y descubrimiento mutuo.

Estas experiencias revelan no solo el avance de la tecnología, sino también la creciente necesidad de desarrollar nuevas habilidades: saber cómo comunicarse con una IA, formular instrucciones claras, comprender sus límites y aprender de los errores que surgen en la interacción. En este sentido, cada fallo se convierte en una oportunidad de aprendizaje, recordándonos que estas tecnologías aún están en construcción.

Más allá de la fascinación tecnológica, esta charla invita a repensar la relación entre docentes, estudiantes y herramientas digitales. El desafío es aprender a integrar la inteligencia artificial como un verdadero aliado en la enseñanza, sin perder de vista el componente humano que da sentido a todo proceso educativo.