Comunidad de docentes UDEM

Actualmente en la mayoría de las Universidades (públicas y/o privadas) en las que se enseña Arte de manera profesional desde la plástica clásica o digital, ya no es un requisito que el alumno al ingresar dibuje, construya, o tenga alguna destreza motriz o natural ya desarrollada antes de su ingreso al área profesional.  Como consecuencia se debe guiar o enseñar al estudiante a aprender o perfeccionar estas habilidades durante sus estudios y muchas veces puede ser frustrante para el alumno no lograr a la perfección un trabajo que se le exige. 

Durante una sesión de Comunidades de aprendizaje docente, la profesora Jeanett Sánchez explicó cómo desde su experiencia profesional, enseñando y capacitando a adultos, jóvenes y niños durante 30 años, afirma que es posible que en un lapso breve de tiempo y a través del aprendizaje activo se puede enseñar a un estudiante a comprender y aplicar técnicas que le permitan desarrollar su capacidad de observar, proyectar y construir.   

Mediante la actividad central de esta charla, los asistentes comprendieron que el aprendizaje por descubrimiento permite al estudiante tener distintos puntos de vista y una visión tridimensional de la forma, la luz y el color, incluso del sonido, los cuales puede aplicar no solo en un proyecto artístico, de producción digital o en video, sino también en su vida diaria. 

Como resultado, se demostró que un ejercicio aprender-enseñar ayuda al descubrimiento mediante “el proyectar” en donde cualquier individuo/alumno puede disfrutar, y no preocuparse o frustrarse pensando en si podrá o no hacer lo que se le solicita, simplemente va desarrollando un ejercicio práctico poco a poco y a su paso que le hará reflexionar, y podrá aplicarlo de distintas formas en su trabajo diario, lo que le permitirá darse cuenta que cualquier persona con o sin experiencia en esta disciplina puede hacerlo de manera excelente aun sin proponérselo. 

El encuentro dejó una reflexión inspiradora: el descubrir formas, espacios y colores, el observar, el admirarse, nos recuerda que somos humanos y de la importancia de no perder la capacidad de asombro. Como todo lo que vemos, lo que escuchamos, en un momento nos vuelve uno, como el arte en todos los aspectos unifica las sensaciones y las emociones a través de la figura el color y el sonido y como esto nos hace únicos, y a la vez tan diferentes. 

En una sociedad universitaria cada vez más diversa, la charla en la Comunidad de Aprendizaje ofrecida por la la profesora Elizabeth Cardozo Campos, titulada “Neurodivergencias en el Aula Universitaria”, representó un llamado a los profesores para transformar sus aulas en espacios más inclusivos. Con un enfoque práctico y reflexivo, la charla destacó la importancia de reconocer y adaptar el entorno educativo para estudiantes neurodivergentes, es decir, aquellos cuyas formas de aprendizaje y procesamiento mental difieren de las normas típicas.

Cardozo inició explicando qué es la neurodivergencia, abarcando condiciones como TDAH, autismo, dislexia y altas capacidades, entre otras. Subrayó cómo estas características impactan el desempeño académico y el bienestar emocional de los estudiantes, especialmente en entornos que no consideran sus necesidades específicas.

La charla ofreció herramientas concretas para los docentes: desde adaptar evaluaciones y metodologías de enseñanza hasta fomentar un ambiente de empatía y respeto en las aulas. Una de las recomendaciones clave fue implementar métodos multisensoriales que incluyan elementos visuales, auditivos y kinestésicos, además de reforzar la flexibilidad en los plazos y formatos de las actividades.

Con ejemplos claros y accesibles, Cardozo mostró que la inclusión no se trata de etiquetar a los estudiantes, sino de resaltar sus capacidades y ofrecer igualdad de oportunidades. Su mensaje, reforzado con recursos adicionales como podcasts y materiales didácticos, dejó en los asistentes una guía concreta para comenzar a construir un aprendizaje verdaderamente equitativo.

Este encuentro dejó una reflexión profunda: la inclusión no solo beneficia a quienes son diferentes, sino que enriquece el proceso educativo para todos. Una invitación poderosa a la acción docente.